Recomendaciones periodísticas para afrontar la Ley de Comunicación

Guste o no, así se hagan los reclamos que se hagan, así se extiendan las protestas de toda índole, la Ley de Comunicación en Ecuador está por ahora vigente, independiente de que se la tache de buena o mala o que se cuestiones su origen. En este escenario es oportuno mirar al otro lado de ese cuerpo legal.

A lo largo de este comentario la palabra “periodismo” se repetirá porque hasta ahora no encuentro un sinónimo que le calce totalmente; ni reportero, ni comunicador, ni prensa, ni cronista, ni presentador… ninguna de ellas se iguala al origen y funcionalidad del periodismo.

Quienes de alguna manera somos y ejercemos el periodismo en el país, como una de las ramificaciones de la comunicación, tenemos ante nosotros uno de los retos más trascendentales de las últimas décadas, mucho más profundo que el habernos adaptado al mundo 2.0 y su imposición tecnológica.

Mi reflexión luego de leerla y entenderla: es un campo minado que se maneja a control remoto, con alguien en algún lado que tiene la opción para detonar los “explosivos” cuando lo considere conveniente.

Definitivamente que estamos en una época bastante difícil para ejercer el real periodismo y de mucha tierra fértil para la comunicación institucional y las Relaciones Públicas.

Entonces se viene la gran pregunta: ¿Cuál es la opción para que el periodismo no muera en Ecuador? Las respuestas vienen de saber si es que realmente al público le importa el periodismo o cuál es la prioridad que le da en su constante batallar por  conseguir alimentos y satisfacer sus necesidades básicas.

Y lo más importante es entender la funcionalidad del periodismo en el contexto social y de las políticas públicas en una sociedad que se considera que efectivamente es una democracia, pues esta profesión y oficio nació con todos sus bemoles para ser un contrapeso al poder político, aunque en el camino la propia inercia humana lo fue deformando.

Una cosa si es bien clara, el periodismo es la captación y tratamiento de la información en cualquiera de sus formas y variedades, representan el contacto con el resto del mundo para la toma de muchas decisiones personales;  gracias al trabajo de los periodistas se conoce los impactos de la actividad política y las alternativas frente a una realidad económica.

Pero no hay que olvidar que los medios de comunicación tienen otras secciones: el entretenimiento, reproducción de otras informaciones y la publicidad; consecuentemente, existe relativamente poco espacio para el periodismo.

Hasta aquí algunos antecedentes que sirven para la plantear la primera estrategia que podríamos implementar los periodistas en estos tiempos tormentosos, aquella que ya tiene más de 2.500 años de haber sido estructurada.

Sun Tzu dice: Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca saldrás derrotado. Si eres ignorante de tu enemigo pero te conoces a ti mismo, tus oportunidades de ganar o perder son las mismas. Si eres ignorante de tu enemigo y de ti mismo, puedes estar seguro de ser derrotado en cada batalla.

La táctica inicial que debemos emplear los periodistas orientada al cumplimiento de nuestro objetivo social y profesional, es la de eliminar de nuestras mentes los sentimentalismos nacidos en la visión antigua de “verdad y justicia”, para reemplazarlas por el pragmatismo y las implicaciones legales.

En la técnica, preparar una matriz de impedimentos que expresamente indica la Ley de Comunicación con las leyes concomitantes como la de Transparencia, de la Niñez y Adolescencia, de Participación Ciudadana, el famoso COOTAD, la de Servicio Público y por supuesto la Constitución.

En lo operacional decidir bien por los temas de cobertura y las implicaciones sociales, analizar si es que no es parte de una presión mediática o parte de lo que se conoce como “la máquina para triturar periodistas”.

Finalmente, cuando la nota esté a punto de circular hay que cruzar los dedos para que no se haya pisado una mina y la suerte pase a manos de una tercera persona.

En conclusión, al otro lado de la Ley de Comunicación estamos los periodistas obligados a caminar en el campo minado o como opción: mutar a la simple comunicación en calidad de eco.

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